Ficciones

Relato: «Un nuevo verano». Capítulo 1: Solas

No me creo que vaya a hacer un año desde que me separé. Si lo sé tomo la decisión antes, y dejo de hacer caso a todas aquellas vocecillas en mi interior que me decían: estás loca, Tamara. Los mellizos son muy pequeños. De qué vas a vivir. Qué vas a hacer aquí tan sola, Tamara.


Sí, lo de la soledad es más duro de lo que esperaba. Comprendo perfectamente a quien no consiga salir del “refugio” de un matrimonio, aunque más que refugio sea una pesadilla. No es mi caso, ni mucho menos: mi ex podrá ser un capullo integral y un dejado, pero sé que hay quienes lo pasan peor. En fin, mi vida es mía y con ella siempre he hecho lo que me ha dado la gana, aunque no siempre los resultados han sido los esperados. Aún contenta con la decisión, la falta de compañía me pesa como una losa. Y el bullicio de los mellis a mi alrededor no cuenta: lo más duro del proceso de separación ha sido no tener a nadie en quien apoyarme, a quien contarle mis miserias tomando un café, compartiendo la carga de cada paso que había que dar y que recaía únicamente sobre mis hombros. Todos esos miedos, esas inseguridades, masticadas en noches de silencio al acostar a los niños. Las lágrimas que nadie me ha enjuagado.


No sé cómo he llegado a perder a toda mi gente. Yo era bastante popular, no me avergüenza decirlo. Cuando venía a veranear aquí, a Torre del Mar, no estaba sola ni por un momento: mi inseparable Carmen siempre estaba a mi vera, y a las dos nos rodeaban siempre no pocos amigos y pretendientes. Mi Carmen.


Hace ya días que me decidí a buscar en Facebook a toda aquella gente en quien pensaba cuando pensaba en amistad, decidida a seguir cambiando cosas que no me gustaban en mi vida. Encontré a algunos compañeros de colegio de Madrid, muchos viviendo maravillosas vidas con carreras profesionales de éxito, algunos incluso en el extranjero. Me sentí bastante pequeña viendo esos perfiles. Me topé también con un grupo de Facebook de personas que pasaban los veranos en Torre del Mar, y hallé algunas caras conocidas. Tuve alguna cordial conversación que moría al poco de empezar. Y la busqué a ella, a mi Carmen. Fue fácil encontrarla: tiene su nombre en la red social exactamente igual a aquel que escribí en tantas cartas durante nuestra juventud. Confieso que me sentí algo nerviosa, pero ¡cómo no iba a mandarla una solicitud de amistad! Lo hice acompañado de un mensaje, que me costó mucho redactar. No creo que aún la dure el enfado, pero por si acaso fui extremadamente prudente. De eso hace ya cinco días.


Pensé que al mudarme aquí mi rutina sería una extensión de los maravillosos veranos juveniles, pero nada más lejos de la realidad: una vez instalada en el apartamento de Javi, mi ocio se vio limitado a tardes de paseos y cine con él. Mis intenciones de buscar trabajo pronto se vieron interceptadas por los padres de mi entonces novio: aunque ellos llevaban años regentando el hotel, me consideraban a mí mucho más idónea para llevar el papeleo. Al haber estudiado en colegio privado, siempre me miraban con disimulada fascinación, haciéndome sentir como un extraterrestre. Cómo no aceptar, era mi oportunidad de ser parte de la familia, de arrimar el hombro.


Pero echando la vista atrás, esa fue una de las pocas decisiones que me arrepiento. Si hubiera tenido trabajo al margen del negocio de mi marido, se hubiera convertido en mi ex mucho antes, eso lo saben los chinos. Y qué duro ha sido intentar entrar al mercado laboral por primera vez a los 38, sin experiencia, y sin que nadie se impresione por ver el nombre de mi colegio privado en el currículum. Ilusa de mí, mis primeras entrevistas fueron para puestos de auxiliar contable. Luego, de auxiliar administrativa. Aceptar el empleo en la empresa de limpieza de portales iba a ser temporal… Pero no me quejo, hay quien no tiene ni eso.


Vuelvo a abrir el ordenador, como cada noche al acostar a los niños desde hace días. Carmen sigue sin contestar ni aceptarme. Qué orgullosa ha sido siempre. Y qué guapa está, la jodía.

 

¿Quieres conocer el relato de la otra protagonista de esta historia, Carmen? Puedes leerlo aquí.

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