Reflexiones

Madrid, ¡resiste!

Hoy es martes, creo. Y digo creo porque es otro día que me levanto sin despertador, sin prisa por desenfundarme el pijama y cambiarlo por los tacones y el bolso, sin idea de qué es a lo que me voy a dedicar las próximas horas. Otro día en que la rutina va a parecerse poco a esa rutina que yo conocía.

 

 

Compruebo en el teléfono el número de muertos que esta maldita pandemia ha conseguido llevarse consigo en el mundo y en mi país, mientras la cafetera burbujea su contenido. No me hace falta bebérmelo para espabilar, los datos me saben a bofetada.

Como cada día desde que esta pesadilla llegó a España, es Madrid la ciudad que se lleva la peor parte. Hospitales colapsados, personal sanitario exhausto, familias rotas y destrozadas por los adioses a distancia. Madrid se está llevando lo peor de una situación que nadie imaginaba. Nadie podía estar preparado para algo tan grande, ni siquiera una ciudad tan capacitada como es la capital.

 

 

Ay, Madrid… siempre te tocan grandes luchas. Por ser cruce de caminos has sido escenario de mil batallas. Te has levantado de tus cenizas tras devastadores incendios, y te has alzado estoicamente contra invasiones extranjeras. Has sido epicentro de revoluciones, altavoz del pueblo, fortín inexpugnable, has ejercido de anfitriona y altavoz de genios de mil disciplinas. Has visto renacer las ilusiones de tu pueblo en pleno km 0, y has luchado por reponerte de ataques tan repentinos e injustos como las bombas que se usaron. Te has proclamado una y otra vez la tumba del machismo. Eres el paradigma de la palabra resistencia. Y ahora la Historia te pone de nuevo en la tesitura de demostrar lo grande que eres, lo grandes que son tus gentes.

 

 

Madrid, enseña a este enemigo invisible de qué material estás hecha. Porque estás hecha del sudor de millones de profesionales, de la sangre de miles de enfermos y de las lágrimas de miles de víctimas. Porque una vez más ninguno de tus habitantes se doblega ante la adversidad. Porque de nuevo saldrás vencedora y volverán los niños a los colegios y los mayores a las plazas, los sanitarios a descansar y el ejército a su discreta y callada preparación para el siguiente desastre.

 

 

Mientras apuro el café, sueño despierta con un Madrid de nuevo abarrotado. Sueño con aplausos a pie de calle y no desde los balcones. Sueño con manos entrelazadas sin guantes de por medio, y con sonrisas sin el impedimento de una mascarilla. Sueño con el ruido inundando tus calles, pero no el ruido de las sirenas de ambulancia y policía, sino con el ruido de la vida: la de los músicos de tus avenidas, la del tráfico en tus carreteras, la de los vasos brindando en las terrazas por el fin de una etapa que nos va a costar mucho olvidar.

¡Resiste, Madrid!

Dedicado a todos los héroes y víctimas de la pandemia del Covid-19

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