Reflexiones

Harta

Harta de conversaciones redundantes acerca de tres temas: hijos, hipoteca, matrimonio. Múltiples combinaciones en las que tener las tres opciones parece ser lo mejor, el orden no importa, el compañero de proyecto es lo de menos: pasabas por aquí en el momento vital idóneo, ¡hagámoslo!

 

Necesitada de charlas de mayor transcendencia… estamos en el momento justo, alrededor de los 30, la cabeza está amueblada, la cartilla del banco tiene algo más de con lo que hace diez años podíamos soñar (pero siempre menos de lo que creemos necesitar para conseguir el ansiado bienestar). Entonces, ¿por qué aparcamos nuestros otros  intereses a un lado? Viajes, cultura, ecología, feminismo, política, literatura… mil debates olvidados, consecuencia de intereses aplazados.

 

Vamos directas al sopor, al inmovilismo, a la zona de confort que tanto se parece al nirvana en nuestras cabezas, sin parar a valorar si es realmente lo que queremos, o es que estamos aferrándonos a lo conocido, a repetir patrones familiares sin preguntarnos si ahora sirven o han quedado obsoletos.

 

Tenemos más medios que nunca, más libertad que nunca, más información de la que ninguna mujer ha tenido nunca en la Historia. Permitámonos salir del carril, reinventarnos, hacernos otras preguntas, valorar alternativas valientes y ser una generación que marque la diferencia.

 

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