Cuando me atrevo a afirmar que no sueño con lo que todos sueñan, esto es, una lluvia de millones que me permita jubilarme a mis treintaytantos y retirarme a vivir a un país del Caribe del que solo saldría en mi yate de tres pisos, la gente me mira raro. Y lo entiendo. Pero es que soy de…